Maltrato emocional o psicológico – Ley de Violencia Doméstica 2020
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La violencia doméstica se refiere a los casos en los que un miembro de la familia, un conocido u otra persona abusa de ti de manera física, sexual o emocional. La violencia doméstica suele tener lugar dentro de los hogares, pero también puede ocurrir en cualquier otro lugar. Mucha gente piensa que la violencia doméstica es violencia física, es decir, abuso sexual o golpes. Pero la violencia doméstica tiene varias formas: ser insultado, maldecido, amenazado o controlado también es violencia doméstica. Y también lo es el acoso, es decir, ser seguido y vigilado por alguien.
Si eres víctima de la violencia doméstica, recuerda que no estás sola. Los estudios muestran, por ejemplo, que una de cada cuatro mujeres en Alemania sufre violencia doméstica. Para muchas víctimas es difícil compartir sus experiencias con la policía o en un centro de asesoramiento. Muchas víctimas se avergüenzan y esperan que la situación cambie, que la persona violenta acabe por calmarse y abandone su comportamiento abusivo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la gravedad y la frecuencia de la violencia aumentan con el tiempo, y los intervalos entre los distintos brotes de violencia son cada vez más cortos.
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Sin embargo, el maltrato psicológico puede ser tan devastador como el físico. El maltrato psicológico puede afectar a tus pensamientos y sentimientos internos, así como ejercer un control sobre tu vida. Puedes sentirte insegura del mundo que te rodea e insegura en tu propia casa. El maltrato psicológico puede destruir las relaciones íntimas, las amistades e incluso tu propia relación contigo mismo.
Los signos y síntomas del maltrato psicológico pueden empezar siendo pequeños, ya que el maltratador “tantea el terreno” para ver qué acepta la otra persona, pero en poco tiempo el maltrato psicológico se convierte en algo que puede ser aterrador y amenazador.
Los signos del maltrato psicológico pueden verse de muchas maneras y manifestarse en muchos comportamientos. Según Kelly Holly, autora del blog Verbal Abuse in Relationships, los ejemplos de abuso psicológico en una relación incluyen las siguientes afirmaciones:3
¿Qué es el ABUSO PSICOLÓGICO? ¿Qué es?
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Amy Morin, LCSW, es la editora en jefe de Verywell Mind. También es psicoterapeuta, autora del bestseller “13 Things Mentally Strong People Don’t Do” (13 cosas que no hacen las personas mentalmente fuertes) y presentadora del podcast The Verywell Mind.
El abuso emocional es una forma de controlar a otra persona utilizando las emociones para criticar, avergonzar, culpar o manipular de alguna manera a otra persona. En general, una relación es emocionalmente abusiva cuando hay un patrón consistente de palabras abusivas y comportamientos de intimidación que desgastan la autoestima de una persona y socavan su salud mental.
El abuso emocional es una de las formas de abuso más difíciles de reconocer. Puede ser sutil e insidioso o abierto y manipulador. En cualquier caso, mina la autoestima de la víctima y ésta empieza a dudar de sus percepciones y de la realidad.
Violencia “psicológica” o “mental” y violencia doméstica
Abuso emocional y psicológicoLos estudios australianos e internacionales demuestran la prevalencia del abuso emocional y psicológico como una forma de violencia doméstica y familiar que puede formar parte de un patrón más amplio y complejo de comportamientos abusivos experimentados por una víctima que puede entenderse como control coercitivo.
El maltrato emocional o psicológico puede incluir actos verbales, no verbales o físicos por parte del agresor que pretenden ejercer dominio, control o coacción sobre la víctima; degradar las capacidades emocionales o cognitivas de la víctima o su sentido de la autoestima; o inducir sentimientos de miedo e intimidación en la víctima.
Las agresiones verbales del agresor pueden implicar control por celos, ridiculización, menosprecio, insultos y humillación, y pueden centrarse en la inteligencia, la sexualidad, la apariencia, la capacidad como padre o pareja íntima de la víctima, y en comparaciones desfavorables con otras personas. Por ejemplo, en un caso penal, el maltrato del agresor a su compañera íntima incluía: ‘insistir en que durmiera fuera de la casa, y sin acceso a comodidades como un baño; insistir en que los niños se refirieran a ella con nombres denigrantes como “puta”, “zorra”, “mollera”, y no “madre”, o “mamá”; insistir en que los niños no le mostraran afecto; y, en general, tratarla de manera humillante y abusiva, incluyendo el intento de persuadirla para que realizara un acto sexual con un perro’.